Al segundo día de mi viaje empezó la peregrinación desde León hasta Astorga. Ese día me levanté a las 6:30 y salí a las 7:20 del albergue, aunque de León salí a las 8:00 porque me detuve a desayunar para empezar con energía el día. Según la guía que llevaba la dificultad del recorrido seria baja con un tiempo estimado de 4h 30′ por unos 42 kilómetros.
La realidad fue otra debido a que duré unas 8h en el recorrido, porque llegué a Astorga a las 16:00. Ciertamente me detuve muchas veces en muchos lugares. La naturaleza que está inmersa en el camino es extraordinaria. Tuve la dicha de escuchar cantar a los pajaritos y las ranas, al poco tiempo yo me encontraba cantando.
También escuché a las vacas y al sonido del viento. Uno de mis lugares predilectos de este día fue el puente sobre el río Orbigo, que está hecho de piedras y tiene una vista hermosa. Había recorrido unos 28 kilometros y me encontraba a un poco menos de la mitad de mi destino.
El paraíso
La hermosa vegetación verde y el clima a mi favor hicieron de esta travesía una verdadera aventura.
Justo cuando me encontraba en una zona desértica a 6 kilómetros de Astorga, y a 2 kilómetros de San Justo de La Vega, apareció un oasis, gracias a David, un chico que lleva 9 anos viviendo allí. En su gran carpa, por su filosofía de vida al estilo carpediem, ofrece a los peregrinos de forma gratuita variedad de frutas, te, café y un sitio ideal para descansar. Si es gratis, no es obligatorio dejar un donativo, mas bien si prefieres puedes dejarle un regalo en su hucha o un abrazo.
Ese día me quede en el albergue municipal que tiene un valor de 5 euros por cama, estaba muy limpio y la gente era muy amable. Unos ciclistas que me vieron por el camino se sorprendieron al verme porque mi bici es un poco pequeña, pero si me permitió llegar a la meta del día.