Nunca imaginé que una visita a Brihuega cambiaría mi vida para siempre. Había escuchado rumores y leyendas de aquel pequeño pueblo encantador, pero nada me había preparado para lo que estaba a punto de vivir. Era un día cualquiera de primavera, cuando el olor a lavanda flotaba en el aire y el murmullo del viento acariciaba los campos de Brihuega, en plena provincia de Guadalajara.
Un amigo y yo recorríamos las calles empedradas, maravillándonos con la arquitectura medieval y el ambiente apacible que reinaba en cada rincón. De repente, nos topamos con la famosa Fuente de los 12 Caños, una reliquia histórica que, según cuenta la leyenda, tiene el poder de atraer el amor. La leyenda dice que si una joven bebe de cada uno de los 12 caños, pronto encontrará a su novio. ¿Romántico, no? Yo, escéptica, me reí ante la idea de que una simple fuente pudiera influir en el destino amoroso de alguien. Pero, ¡ay! Qué poco sabía en ese momento…
Entre bromas, me acerqué y decidí probar suerte. No bebí de todos los caños, lo confieso. El agua estaba fría, y a pesar de mi entusiasmo, me dio pereza seguir la tradición al pie de la letra. Sin embargo, tomé un sorbo de algunos de ellos, lo suficiente como para sentirme parte del mito. Nos hicimos fotos, reímos y seguimos nuestra ruta turística sin darle mayor importancia. Esa vez escribí el post Brihuega un pueblo con sabor a miel
Lo que ocurrió después es digno de una novela romántica. Un par de meses más tarde, conocí a un chico encantador en un destacado sitio de música en vivo en Madrid. Lo que comenzó como una charla casual se convirtió rápidamente en algo más profundo. Nos enamoramos perdidamente y, contra todo pronóstico, aquel hombre que parecía haber salido de mis sueños se convirtió en mi novio. ¿Coincidencia? ¿O la fuente había actuado en las sombras?
Lo curioso es que, a medida que pasaba el tiempo, no podía dejar de pensar en la leyenda de Brihuega y la Fuente de los 12 Caños. ¿Podría ser que, sin saberlo, había despertado el poder de esa antigua tradición? Aunque no bebí de todos los caños, como dicta la leyenda, mi vida amorosa había dado un giro radical. Y la historia no terminó ahí. Con el paso de los años, aquel novio se convirtió en mi esposo, y cada vez que recuerdo el inicio de nuestra relación, no puedo evitar sonreír pensando en la mágica fuente.
Así que, si alguna vez visitas Brihuega, no subestimes el poder de sus leyendas. La Fuente de los 12 Caños tiene un encanto inexplicable que quizá solo los corazones abiertos puedan comprender. No te garantizo que beber de sus aguas te asegurará el amor eterno, pero si yo fuera tú, no dejaría pasar la oportunidad de comprobarlo. Después de todo, nunca se sabe cuándo el destino decide cruzarse en nuestro camino de la forma más inesperada.
Brihuega no solo me regaló un día de ensueño entre lavandas, sino también una historia de amor que jamás imaginé vivir. Quizás, solo quizás, la leyenda tenía algo de verdad después de todo…